Ludovico Einaudi

jueves, 8 de marzo de 2018

Lazarillo de Tormes






Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego, mandome que llegase cerca del animal, y, alli puesto me dijo:
-Lázaro, llega al oido a este toro y oiras gran ruido dentro de él.
Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenia la cabesa par de la piedra afirmó recio la mano y diome gran calabaza en el diablo del toro, que mas de tres dia me duro el dolor de la cornada, y dijome:
-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber mas que el diablo.
Y rio mucho la burla.
Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mi: "Verdad dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer"

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