Ludovico Einaudi

domingo, 4 de marzo de 2018

Fray Luis de León



ODA 1. "A la vida retirada"




¡Qué descansada vidala del que huye del mundanal ruïdo,y sigue la escondidasenda, por donde han idolos pocos sabios que en el mundo han sido;Que no le enturbia el pechode los soberbios grandes el estado,ni del dorado techose admira, fabricadodel sabio Moro, en jaspe sustentado!No cura si la famacanta con voz su nombre pregonera,ni cura si encaramala lengua lisonjeralo que condena la verdad sincera.¿Qué presta a mi contentosi soy del vano dedo señalado;si, en busca deste viento,ando desalentadocon ansias vivas, con mortal cuidado?¡Oh monte, oh fuente, oh río,!¡Oh secreto seguro, deleitoso!Roto casi el navío,a vuestro almo reposohuyo de aqueste mar tempestuoso.Un no rompido sueño,un día puro, alegre, libre quiero;no quiero ver el ceñovanamente severode a quien la sangre ensalza o el dinero.Despiértenme las avescon su cantar sabroso no aprendido;no los cuidados gravesde que es siempre seguidoel que al ajeno arbitrio está atenido.Vivir quiero conmigo,gozar quiero del bien que debo al cielo,a solas, sin testigo,libre de amor, de celo,de odio, de esperanzas, de recelo.Del monte en la ladera,por mi mano plantado tengo un huerto,que con la primaverade bella flor cubiertoya muestra en esperanza el fruto cierto.Y como codiciosapor ver y acrecentar su hermosura,desde la cumbre airosauna fontana purahasta llegar corriendo se apresura.Y luego, sosegada,el paso entre los árboles torciendo,el suelo de pasadade verdura vistiendoy con diversas flores va esparciendo.El aire del huerto oreay ofrece mil olores al sentido;los árboles meneacon un manso ruïdoque del oro y del cetro pone olvido.Téngase su tesorolos que de un falso leño se confían;no es mío ver el llorode los que desconfíancuando el cierzo y el ábrego porfían.La combatida antenacruje, y en ciega noche el claro díase torna, al cielo suenaconfusa vocería,y la mar enriquecen a porfía.A mí una pobrecillamesa de amable paz bien abastadame basta, y la vajilla,de fino oro labradasea de quien la mar no teme airada.Y mientras miserable-mente se están los otros abrazandocon sed insacïabledel peligroso mando,tendido yo a la sombra esté cantando.A la sombra tendido,de hiedra y lauro eterno coronado,puesto el atento oídoal son dulce, acordado,del plectro sabiamente meneado.

ÉPOCA
Tanto el poema, como su autor, son una clara representación de la poesía renacentista español, enmarcada en la temática religiosa, pero haciéndose eco del Humanismo del  momento. Nos situamos en el siglo XVI y, en concreto, hacia la mitad del mismo, después de que el poeta hubiera salido de la cárcel en la que le habían tenido durante cinco años, por atreverse a rescribir un texto bíblico con el fin de que llegara  a un público más amplio y  menos docto la palabra de Dios. Estas actitudes sociales son la consecuencia de la política  de aislamiento practicada por Felipe II y la Contrarreforma, haciendo de la literatura religiosa  una baza para cortar el  avance del   protestantismo centroeuropeo.
Fray Luis de León no solo escribe en verso, sino que fueron igualmente conocidas y “revisadas” sus obras en prosa “De los nombres de Cristo”  o “La perfecta  casada”. Sin embargo, es en el verso donde muestra su expresión de los sentimientos más íntimos, mezclados con su visión de la realidad exterior.
CONTENIDO
Dos rasgos de su personalidad encontramos en su poesía, también en la que vamos a comentar: la humildad y el sentido de la pobreza, que contrastan con el  desorden de la corte y el mundo artificioso en que se ve el hombre que no sabe escaparse de él y encontrar en la Naturaleza su reposo y felicidad.
Como escritor renacentista revisa las corrientes literarias en voga y se siente próximo al Estoicismo que busca el equilibrio en el orden natural   -como lo muestra su búsqueda del horaciano “Beatus Ille”-,exaltando la vida natural, frente a la artificial y agitada. También próximo al Neoplatonismo, exalta la belleza de la naturaleza en la Tierra, la idealiza para mostrar lo mejor de ella:”Locus amoenus”.
El contenido se organiza atendiendo a distintos aspectos vitales del poeta: en la primera lira alaba la vida descansada; entre la segunda y la cuarta expresa que es lo que no le preocupa: riqueza, lenguas lisonjeras, habladurías ajenas; la quinta es una exaltación de la Naturaleza, integrándola como un tema más de la composición; de la sexta a la duodécima muestra sus deseos: días  tranquilos, sueños reposados, despertares con las aves, vivir  consigo  mismo, un huerto, una fontana, el aire; también enseña sus rechazos: a los tesoros  y las tormentas del mar; por último, nos enseña en qué consiste su humildad: una mesa sencilla, llena de paz, sombra de los árboles y la música. Cinco partes para una composición de 85 versos.
Los  placeres terrenales que se ven en el lujo de los adornos, de los  navíos que llegan de América,  en las mesas repletas de comidas, en las bocas que hablan sin saber de lo que hablan; todos ellos serán rechazados por un sentimiento más apegado a lo que dice la Naturaleza, la Tierra, a la que si trabajas y cuidas, te da su recompensa. Vemos dos mundos enfrentados y la decisión inamovible de Fray Luis que sabe encontrar su camino.
A medio camino entre la forma y el contenido, y teniendo en cuenta que ante una obra de arte, como es cualquier texto literario, podemos comentar, también de qué manera tan interesante mantiene la coherencia y la cohesión en el conjunto de las diecisiete liras.
La coherencia  nos proporciona el sentido global del texto, y éste lo apreciamos en la continua referencia a la sencillez y serenidad que aporta la Naturaleza y el trabajo y la vida en el campo junto a la humildad del propio poeta. Aunque no se repiten expresiones, el hilo conductor está claro. Por otra parte, conocer el estilo y la selección de temas del autor ayuda a reafirmarnos en la comprensión del poema.
La cohesión está  expresada en la reiteración léxica: cura, monte, oro – dorado (muy limitada pues la riqueza léxica es admirable en  cualquier obra de este poeta); también con palabras  que comparten el mismo campo semántico de la Naturaleza: montes, río, fuente, ave, primavera, flor, sombra, haya; o sinónimos: fuente – fontana; valle – verdura; aire – cierzo y ábrego; descansada vida – libre de amor, de celo/ de odio.  También encontramos marcadores textuales de adición Y, que aportan ese sentido de continuidad que tiene el conjunto de las liras.
FORMA
Llegando al aspecto formal, y enlazando con lo último comentado, el mantener la misma estrofa en toda la composición, contribuye a la cohesión. La lira es una estrofa que nace en el renacimiento español, creada por Gracilaso de la Vega, y que es habitual en la literatura religiosa española, tanto de la mano de Fray Luis de León como de San Juan de la Cruz.
La estrofa está formada por cinco versos, combinados de arte menor,  heptasílabos y de arte mayor, endecasílabos  (aBabB), rimando en consonante.  Cada una de las de este poema tiene su propia rima. En los versos es frecuente encontrar sinalefas, hiatos y también tres diéresis, que regulan el cómputo silábico de la estrofa; por ejemplo, en el segundo verso podemos ver las tres licencias: la-del-que/hu-yel-mun-da nal-rü-i-do, para conseguir el verso endecasílabo.
Es muy interesante la ruptura de palabra que se presenta como un encabalgamiento suave (entre los versos 76-77); este hecho nace en la poesía italiana de la antigüedad clásica, con Horacio como su representante.
En la selección del léxico ha escogido palabras que se aproximan al mundo clásico en que se fijan los humanistas del siglo XVI español: cura, presta, rompido, fontana, téngase, lauro.
La lengua manifiesta, también, gusto literario, siendo muchas las figuras retóricas con que está  compuesta esta oda: comienza con una exclamación, para indicar la  presencia del yo del poeta, desde el principio y lo mantiene más adelante, junto al apóstrofe con que llama a la Naturaleza, a  través de sus elementos (v.  21-25). La interrogación retórica  (v. 16-20) facilita que el receptor comparta con el poeta ese desinterés por lo que los demás digan de uno, a favor de la libertad individual -recordemos que el hombre cobra importancia en este momento cultural: si se distancia de la omnipresencia divina es porque el ser humano adquiere protagonismo. El asíndeton del verso 21  nos  da una rápida visión de los referentes naturales en que se sitúa el poeta. El hipérbaton facilita la expresividad que se busca en el verso, dirigiendo nuestra lectura  para que nos hagamos eco de lo que más interesa al poeta, por lo que lo coloca en  primera posición aunque la lógica del castellano le llevara a otras ideas (v. 2, 8-9,  15, 22-25, 31-32…). El pleonasmo del v. 36 y del 42 refuerza la presencia de la voz del poeta -¿quién si no, va a vivir consigo  mismo, salvo uno mismo? Las  metáforas son continuas entre los ochenta y cinco versos: mundanal rüido como el  trastorno de la  corte y las ciudades; roto navío, el  propio poeta que se ha derrumbado tras el paso por la cárcel y tiene ahora que volver a forjase. Las metonimias hacen un papel similar a la metáfora  tomando solo una parte del objeto del que se habla para representarlo: jaspe, columnas construidas con esta piedra preciosa; lengua lisonjera y dedo, para referirse a las personas chismosas y burlona; falso leño, para referirse a esas naves que aparentemente traían muchos tesoros de América, pero que no dejaban grandes muestras de ello en España. La Naturaleza se convierte en un tema más, como decíamos al comienzo, y esto se representa con las continuas personificaciones por medio de las que se manifiesta: v.41-45, 49-50, 57, 60; no solo la humaniza, sino que la  hace, a la vez, protagonista.
En fin, algún recurso más quedará entre los versos; sin embargo, creemos  que con la muestra que damos, podemos hacer una alta valoración del conocimiento del léxico y del interés por combinar la sencillez de su expresión con el lujo artístico con que los presenta.
 CONCLUSIÓN
Fray Luis de León no hace una simple descripción de su ideal de vida (espiritual) sino que se dedica a compararlo con lo que normalmente busca la mayoría de los hombres: riqueza y poder. La idea central de Fray Luis es que la perdición del alma la produce el excesivo apego a los bienes materiales y que la tranquilidad de espíritu solo se consigue huyendo de ese concepto mundano de la vida, viviendo de forma sencilla y en contacto con la naturaleza, pues al ser esta una creación de Dios, ese contacto se entiende como proximidad a la divinidad.
No utiliza un lenguaje ampuloso; es un estilo sencillo que se nota en la utilización del hipérbaton, recurso nada complicado que le ayuda a resaltar sus ideas, y en unas metáforas claras, poco elaboradas, pero que sirven perfectamente a su propósito. Todo esto nos muestra la perfecta armonía entre fondo y forma del poema. ¿Cómo expresar su admiración por una vida apacible y sencilla sino es mediante un lenguaje simple y ligero?
Los motivos líricos principales de Fray Luis de León están contenidos en esta Oda a la vida retirada: Beatus ille, Vanitas vanitatum, Locus amoenus, La barca en mar tempestuoso y el Aurea mediocritas
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Algunas figuras literarias de la Oda:
Interrogación retórica: ¿Qué presta a mi contento…?
Sinestesia: cantar sabroso
Exclamaciones retóricas; los diez primeros versos. (y otras)
Encabalgamiento de los versos: y sigue la escondida / senda, por donde han ido
Hipérbaton: Del monte en la ladera, / por mi mano plantado tengo un huerto,
Metonimia: antena por barco
Aliteración: (en sonido “ese”): los pocos sabios que en el mundo han sido
Antítesis+hipérbole: con ansias vivas, con mortal cuidado?
Hipérbole: mil olores
Enumeración: libre de amor, de celo, / de odio, de esperanzas, de recelo.
Personificación: falso leño
Anáforas: versos que comienzan con Y…, A…, Qué…

Tópico literario predominante: Beatus ille.
 Si comenzamos con la tipología textual, temáticamente nos encontramos ante un texto literario, pues se pretende embellecer el mensaje mediante el empleo de extrañadotes (recursos retóricos, ritmo y verso). Puede afirmarse que es lírico, porque aparece un  yo lírico que expresa sentimientos y pensamientos (la idea de tranquilidad de espíritu que se alcanza en la soledad y en el retiro contra los bienes engañosos de este mundo caótico). La alabanza a la vida retirada hace que se considere esta composición una oda como subgénero. Según la forma elocutiva, nos hallamos ante un texto descriptivo y argumentativo. Argumentativo en tanto en cuanto el yo lírico quiere convencer al lector de lo positivo que es la soledad y el alejarse de los vicios del mundo. Esto lo justifica mediante la descripción de la vida retirada (positivamente) y el menosprecio de la corte (negativamente). Por la intención, el poema es persuasivo (procura convencer de lo positivo que es alejarse de los vicios de la corte, respecto a la soledad del campo) y estética.
En cuanto al punto de vista de la voz, el yo lírico presenta su propia opinión con tono vehemente, intentando influir en el lector mediante la selección de términos positivos y negativos (descansada vidasoberbios grandes, respectivamente). Por otro lado, argumenta poniéndose como ejemplo (huyo de aqueste mar tempestuoso).
De manera que podemos resumir el argumento del poema del siguiente modo: el yo lírico presenta una alabanza de la VIDA RETIRADA tras el desprendimiento de los bienes (engañosos) de este mundo: poder, riqueza, fama, alabanzas halagadoras. Ensalza como verdadera sabiduría el alejamiento a la naturaleza oponiéndose a la ciudad.
Por tanto, el tema central del texto es la BÚSQUEDA DE LA SOLEDAD y del retiro tras la RENUNCIA DE LOS VALORES MUNDANOS. El motivo no es nuevo, puesto que en su tratamiento confluyen dos tópicos arraigados en la tradición literaria: uno es el beatus ille, del poeta latino Horacio, autor de una oda que exalta la EDAD DE ORO y el refugio en el campo para huir de las intrigas y ambiciones mundanas; otro es el MENOSPRECIO DEL MUNDO (comtemptu mundi), de gran difusión en la Edad Media.
Respecto a la estructura, existen dos tipos: externa e interna.  En cuanto a la externa, el poema está compuesto por diecisiete liras –estrofa introducida por Garcilaso de la Vega en el primer Renacimiento-, formadas por endecasílabos y heptasílabos (7a 11B 7a 7b 11B) que representan la lucha entre pasión y contención tan característica de Fray Luis de León.
Si pasamos a la estructura interna, el poema se divide en dos partes: deseo de la vida retirada opuesta a la ciudad (hasta la estrofa ocho, incluida) y la descripción del huerto (desde la nueve al final). Cada una de las partes se subdividen.
La primera se estructura, a su vez, en dos: la presentación (estrofa uno) y el menosprecio del mundo. La estrofa inicial, que constituye el núcleo significativo, establece, en tono vehemente, una oposición entre dos términos: mundanal ruïdo, es decir, la cárcel terrenal, donde imperan los vicios y bienes falsos que, como espejismos, deslumbran al ser humano y lo apartan de la felicidad; el otro es escondida senda, que representa el vivir austero y solitario en contacto con una naturaleza que proporciona sosiego a los espíritus ajetreados por las convulsiones y disputas del mundo. Esta escondida senda nos depara tranquilidad (descansada vida) y es señal de sensatez, puesto que hombres sabios han escogido este camino.
En el resto de las estrofas de la primera parte se desarrolla el tópico del menosprecio del mundo. El hombre prudente que sigue el ejemplo de los pocos sabios que en este mundo han sido, además de buscar la soledad del campo, perciben el escaso valor de las cosas tras las que andamos y corremos, como indicaba Jorge Manrique; es decir, de los bienes engañosos que perturban nuestro camino. Esos bienes engañosos son el poder (vv 6 -7), la riqueza (vv 8 -10), la fama (vv 11-12) y la adulación (vv 13-15).
Respecto a la segunda parte, primero se hace una descripción (9 -12) para pasar a contrastar la paz de la naturaleza y los vicios de la ciudad (13-17).
Para finalizar este apartado, el poema parece tener una estructura circular, pues la primera y última estrofas se vinculan por la evidente tranquilidad.
En cuanto a los niveles de la lengua, comenzaremos con el fónico. Principalmente destaca el ritmo relacionado con el uso del verso. De manera que vamos a analizarlo. Ya se ha mencionado antes que el poema constituye una oda organizada en  diecisiete LIRAS (estrofa renacentista) de versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante (7a, 11B, 7a, 7b, 11B). todos los versos son llanos, por lo que no ha sido necesario sumar o restar sílabas para el cómputo. Sin embargo, destacan dos licencias métricas: la sinalefa (huye el) y la diéresis. Nos vamos a centrar en ésta, pues la otra suele aparecer. Es preciso destacar dicha licencia en la palabra ruïdo (segundo verso)la diéresis consiste en pronunciar peroradas las dos vocales que forman diptingo, dando lugar a dos sílabas diferentes. De esta manera, la palabras ruïdo, que es bisílaba, pasa a tener tres sílabas métricas, para mantener y respetar la estructura métrica de la composición.
También dentro de este nivel hemos de fijarnos en el acento estrófico, que en la composición cae en sílaba par, por lo que el poema se construye con versos yámbicos. Destacan, además, los versos rítmicos (el resto de los acentos del verso coinciden con el estrófico; todos son pares, en este caso), relacionados con la sensación de serenidad y tranquilidad que otorga la soledad del yo lírico.
No ha de olvidarse la entonación, que es enunciativa principalmente en la descripción. Sin embargo, han de tenerse en cuenta las exclamaciones (vehemencia de la primera estrofa) y las interrogaciones.
Respecto a las pausas versales, destaca un encabalgamiento abrupto en la estrofa diciséis (miserable-/mente), produciendo una sensación de desasosiego en relación con los castigos del infierno.
Para terminar en este nivel, llama la atención un recurso retórico: la aliteración de la s, vinculada con el silencio y la tranquilidad que transmite la primera estrofa.
Respecto al nivel morfosintáctico, se percibe la abundancia de palabras vinculadas con el SN, pues se relaciona con la descripción. Destacan los sustantivos concretos, dando a entender que pretende ser objetivo en sus afirmaciones. Sin embargo, estos sustantivos van acompañados por adjetivos con gran carga valorativa (descansada vidalengua linsonjera). Incluso se sustantivan adjetivos, cobrando mayos importancia, ya sean con valoración positiva (los pocos sabios) o negativa (los soberbios grandes). Aparecen adjetivos explicativos (verdad sincerabella flor) y en posición antepuesta, indicando subjetividad.
Por otro lado, se emplea la impersonalidad (a la del que huye) junto a la primera persona (mi, soy, quiero, me) relacionada con el yo lírico.
En cuanto a los verbos, ya se ha mencionado que se emplean tanto en tercera como en primera persona. Aparecen en tiempo presente, que actualiza la acción y provoca intimidad con el lector. Destacan la perífrasis de reiteración (ando desalentado) y la ruptura de algunas de desarrollo (soy del vano dedo señalado). La posición del verbo es latinizante, pues se coloca al final, dando a las oraciones (compuestas) una pincelada culta.
Respecto a los recursos retóricos de este nivel, destacan el hipérbaton en los cambios de orden sintáctico (si soy del vano dedo señalado), la mayoría relacionados con el caos del mundo; repeticiones de quiero, que aparece en hipérbaton (vivir quiero conmigo/ gozar quiero del bien que debo al cielo) para tematizar las palabras importantes vivir y gozar, que aparecen vinculadas con la soledad y la unión con Dios, respectivamente;  el epíteto en verdad sincera para enfatizar; enumeraciones gradadas y asíndeton (¡Oh monte, o fuente, oh río, sigue el orden del nacimiento del río, pero no indica su muerte, pues lo está viendo desde el prisma positivo); paralelismo (el paso (…)/ el suelo (…)); anáfora de y al inicio de las liras diez y once, pues el tema  es el río.
Si pasamos al comentario del nivel léxico – semántico, resulta el más importante en este poema por la relevancia del campo semántico. Antes de esto puede afirmarse que el poeta emplea un estilo culto paro natural, lejos de la artificiosa retórica de la poesía cortesana.
Hemos advertido que el empleo de los campos semánticos cobran gran importancia en este texto, pues se vincula con ambos temas: la soledad y la serenidad que produce la naturaleza frente al menosprecio de la ciudad, positivo y negativo, respectivamente. Relacionados con el campo semántico positivo vinculado al campo tenemos palabras como descansada, escondida senda, pocos sabios, monte, día puro, soledad, pobrecilla mesa o hiedra; con el negativo de la ciudad: mundanal ruïdo, soberbios grandes, dorado techo, lengua linsonjera, ceño severo, sangre ensalzada o el dinero, oro, cetro o abrasado.
En cuanto a los recursos retóricos de este nivel, aparecen exclamaciones retóricas como en la primera estrofa, donde vehementemente se indica el tema general del poema. También destaca la interrogación retórica de la cuarta estrofa. Con ella Fray Luis pretende justificar su desprecio por la vanidad del mundo. La cuestión que plantea es: ¿merece la pena buscar con afán desmedido la gloria? Y, para provocar la respuesta negativa, aduce tres razones: la fama, que queda identificada con el viento en una metáfora pura, es un bien efímero que se nos escapa de las manos, que se desvanece; este bien no tiene valor si es reconocido por la gente vana o superficial; el precio que el hombre paga por ella es el desaliento, la infelicidad.
Además encontramos  apóstrofe en el primer verso de la quinta estrofa, relacionada con lo positivo de la naturaleza.
Existe presencia de numerosas antítesis relacionadas con la oposición de la soledad y serenidad de la naturaleza y el menosprecio de la corte (se confíanporfían).
Aparecen metáforas como la anteriormente señalada. También puede ponerse como ejemplo mar tempestuoso, metáfora pura del caos de la ciudad.
Se puede destacar una personificación en la estrofa once que aparece en hipérbaton (sosegada (…) verdura).
No han de olvidarse las metonimias como oro y cetros referidos a riqueza y poder. O plectro como parte que produce la música en un instrumento de cuerda, música y armonía que da tranquilidad al alma del yo lírico.
Esta composición es una de las más conocidas de Fray Luis de León: Oda a la vida retirada. En ella expresa uno de sus mayores anhelos: la paz espiritual. Para alcanzarla, el hombre debe iniciar un recorrido purificador a través de la práctica de la virtud, el contacto con la naturaleza, la búsqueda de la verdad o la percepción de la música.
Cronológicamente pertenece al segundo Renacimiento (segunda mitad del XVI), época en la que las ideas renacentistas se cristianizan y las formas expresivas se depuran para lograr el equilibrio, la mesura y la armonía. Pero también es una época de intolerancia, crisis y guerras como consecuencia de la Contrarreforma.
En conclusión, Fray Luis aborda uno de los temas que le obsesionan. Su ansia de trascendencia lo impulsa a alejarse del mundo, a buscar la vida retirada, el sosiego que purifica y acerca a la contemplación de lo Absoluto (el Bien, la Belleza, la Bondad, la Armonía). Todo esto lo hace empleando elementos característicos del Renacimiento, como la lira, en un texto que se presenta como un todo en el que se vinculan el fondo y la forma.
Localización
Esta Oda I titulada Vida retirada es de Fray Luis de León, poeta del siglo XVI, perteneciente a la corriente ascética. La influencia pitagórica, platónica, estoica y agustiniana confluyen en este autor del Renacimiento. No solo escribía  poemas basándose en los clásicos e influido por ellos, como esta oda, sino también de temas históricos, dedicados a personajes de su tiempo (Salinas), religiosos, así como también hizo traducciones de autores clásicos y de temas bíblicos.
Fray Luis es un poeta esencialmente religioso y desarrolla temas morales, buscó el consuelo por dos caminos, la vida retirada y el sueño de la “morada celeste”. El anhelo de la vida retirada es lo que se muestra en la oda a analizar.
Determinación del tema 
Asunto o argumento: El autor comienza con un elogio a la vida retirada y el desprecio por las pompas  humanas y el ansia de fama, busca la tranquilidad, y quiere vivir en armonía con la naturaleza, disfrutando de ella. Es para otros la riqueza y el poder, a él lo que le atrae es la vida sencilla y los simples placeres que le depara la naturaleza.
Tema: La apacibilidad de la vida sencilla en contacto con la naturaleza.
Determinación de la estructura 
En primer lugar, la Oda I está compuesta por 17 liras, estrofa compuesta por versos heptasílabos, de arte menor (1a, 3a y 4b), y endecasílabos, de arte mayor (2B y 5B), cuya estructura es aBabB; la rima es consonante.
En segundo lugar, podemos considerar el poema dividido en tres partes
1ª parte: (versos 1-20)
a su vez se divide en dos; la primera estrofa (v.1-5) y las estrofas 2,3 y 4 (v. 6-20)
(versos 1 a 5): ¡Qué descansada…han sido!             elogio a la vida retirada.
(versos 6 a 20): Que no…mortal cuidado?                el poeta no se siente atraído por                                                                                el poder, la riqueza o la fama.
2ª parte: (versos 21- 60)
También se subdivide en dos partes
(versos 21 a 40): ¡Oh, monte…de esperanzas de recelo.        busca la tranquilidad
Viviendo en armonía con la naturaleza. Fray Luis se dirige a la naturaleza y afirma que
necesita descansar y disfrutar de las maravillas que esta le brinda. Quiere estar en
soledad para escapar de la vida mundana.
(versos 41 a 60): Del monte…del cetro pone olvido.                       Nos hace la descripción del huerto donde va a refugiarse.
3ª parte: (versos 61 a 85):
También haremos una subdivisión:
(versos 61 a 70): Téngase su tesoro … enriquecen a porfía.      Son los otros los que   buscan las riqueza y los honores que ofrece el mundo.
(versos 71 a 85):  A mí una pobrecilla…… sabiamente meneado         Se conforma con una vida sencilla y apacible
Análisis de las figuras retóricas y recursos estilísticos utilizados
(Aunque no se analice todo, señalaremos las más importantes o las más recurrentes)
En la primera lira el adjetivo se antepone al nombre para darle más expresividad a la construcción y para buscar la rima de “vida” con “escondida”. Con la alusión a los sabios se refiere a los estoicos ya que estos son considerados como sabios en el Siglo de Oro en donde había gran imitación de los poetas clásicos. Con “mundanal” se produce un epíteto ya que este adjetivo acentúa las características desfavorables que puede tener el ruido.
Entre las figuras estilísticas de esta lira destacan la antítesis “ vivas y mortal” y la anáfora “si soy, (…) si en busca..”
El autor también utiliza exclamacionescomo recurso estilístico dirigiéndose a los elementos de la naturaleza.  Exactamente en el verso21 (¡oh monte, oh fuente…!) con esta exclamación introductoria se produce una reduplicación de “oh” que a su vez aparece al principio del siguiente verso por lo que nos encontramos ante un paralelismo. El artificio utilizado aquí por Fray Luís encierra la connotación de desesperación y deseo de evadirse mediante su estancia en el campo. A esto se añade el contraste de la exclamación con la lira anterior en la que realiza una pregunta retórica (v- 16-20, ¿Qué presta a mi contento…?)
Fray Luis hace uso de metáforas, por ejemplo con la alusión al “navío” se refiere a él mismo, o en un sentido más amplio, alude a la existencia del ser humano. Esta figura queda reforzada con la alusión que realiza posteriormente de un “mar tempestuoso”, donde la palabra  mar simboliza la ciudad.
Conforme avanza el  poema, Fray Luís se dirige de nuevo a los que viven en la ciudad. Él se comparaba con un navío destrozado y aparece el “leño” con el que se refiere a una nave insegura que con los vientos “cierzo” y “ábrego” puede naufragar. Continúa con esta metáfora y describe un naufragio en el que todos los tesoros se hunden y van al mar (v.70  “ la mar enriquecen a porfía”). De este modo Fray Luís nos indica que él, sin posesiones, nunca tendrá los problemas de la gente codiciosa y adinerada que de la noche a la mañana se pueden encontrar sin nada. A él todas las riquezas le sobran y le basta con una “pobrecilla mesa” “de pan abastecida”.
La mayor parte de las liras está compuesta por construcciones simples o subordinadas adjetivas. La dificultad de la lectura no radica en lo complicado de las frases sino en la disposición alterada de las palabras. A partir de la lira 11 las construcciones son muy simples, con un solo verbo. Es de señalar también la utilización del participio con función de adjetivo : “descansada, desalentado, …”.
Conclusión
Fray Luis de León no hace una simple descripción de su ideal de vida (espiritual) sino que se dedica a compararlo con lo que normalmente busca la mayoría de los hombres: riqueza y poder.
El poema se inicia con un ritmo tranquilo para, poco a poco, ir adquiriendo fuerza; cuando, acabando el poema, llegamos a las dos últimas liras, nuestra mente está ya preparada para asumir la idea central de Fray Luis: la perdición del alma la produce el excesivo apego a los bienes materiales, la tranquilidad de espíritu solo se consigue huyendo de ese concepto mundano de la vida, viviendo apacible, de forma sencilla y en contacto con la naturaleza, pues al ser esta una creación de Dios, ese contacto se entiende como proximidad a la divinidad.
No utiliza un lenguaje ampuloso; es un estilo sencillo que se nota en la utilización del hipérbaton, recurso nada complicado que le ayuda a resaltar sus ideas, y en unas metáforas claras, poco elaboradas, pero que sirven perfectamente a su propósito: cuando nos habla del mar tempestuosomar airada, vemos enseguida la relación con el vivir mundano; ha conseguido con pocas palabras describirnos la complejidad de ese vivir basado en los bienes terrenales. Son las de Fray Luis metáforas muy plásticas y por ello muy comprensibles. Todo esto nos muestra la perfecta armonía entre fondo y forma del poema. ¿Cómo expresar su admiración por una vida apacible y sencilla sino es mediante un lenguaje simple y ligero?
Los motivos líricos principales de Fray Luis de León están contenidos en esta Oda a la vida retiradaSecretum iter, Beatus ille, Vanitas vanitatum, Locus amoenus, La barca en mar tempestuoso, Aurea mediocritas

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