Ludovico Einaudi

miércoles, 21 de marzo de 2018

Los prefijos en español por Manuel Aparicio

Los prefijos en español

Un prefijo es un elemento gramatical (afijo) que se añade al principio de una base léxicadando lugar a una palabra derivada. Este procedimiento es una excelente herramienta para aprender y crear palabras, y te dará la oportunidad de jugar con ellas como si de un puzle se tratara (qué satisfacción poder mover las piezas dentro de una palabra ¿no?).

Más abajo encontrarás una pequeña selección de algunos de los prefijos más comunes (la mayoría provenientes del latín y el griego) y algunas páginas con listados más amplios:

 
Habrás visto que hay prefijos que significan lo mismo. Por ejemplo, en español indicamos privación, ausencia u oposición mediante los siguientes prefijos:

• a + normal > anormal: carente de normalidad                             

• anti + clerical > anticlerical: contrario al clero

• des + afortunado > desafortunado: que no tiene suerte, fortuna

• contra + tiempo > contratiempo: adversidad contraria al curso normal de las cosas

• in + capaz > incapaz: que no tiene capacidad o aptitud para algo

lunes, 19 de marzo de 2018

Oda a la inmortalidad. William Wordsworth

“Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
Que en mi juventud me deslumbraba

Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la
muerte.

Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.”

miércoles, 14 de marzo de 2018

Lope de Vega

Ir y quedarse, y con quedar partirse, 
partir sin alma, y ir con alma ajena, 
oír la dulce voz de una sirena 
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse, 
haciendo torres sobre tierna arena; 
caer de un cielo, y ser demonio en pena, 
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades, 
pedir prestada sobre fe paciencia, 
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades, 
es lo que llaman en el mundo ausencia, 
fuego en el alma, y en la vida infierno.

Lope de Vega

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562 – 1635) es uno de nuestros máximos poetas y, seguramente, el  dramaturgo más  relevante de nuestras letras. Su contradictoria e hiperactiva personalidad es bien conocida. A este propósito, conviene recordar su propensión a enamoramientos incendiarios y a duras penas reprimibles;  también su increíble capacidad para crear obras literarias de altísima factura con una pasmosa y aparente facilidad.

Este poema es un bello ejemplo de artificio literario elevado a unas cotas de tensión estética simplemente increíbles y a duras penas concebibles. De lo dicho, bien podemos creer que cuando Lope explica qué es el amor, en realidad habla de sí mismo y su experiencia. No es una elucubración teórica intelectualizada, sino una reflexión teñida de melancólicos recuerdos, no todos positivos.

Lope utiliza el formato del soneto para asediar la significación del amor, lo que significa que cuenta con muy pocas palabras para expresar todo lo que piensa y, sobre todo, siente o ha experimentado. Una primera consecuencia es que la significación está comprimida y en máxima tensión; parece que puede desbordarse de un momento a otro. El lenguaje ordinario no sirve porque necesitaría un volumen de cientos de páginas para decirlo todo. Parece que, decidido a contarlo todo, necesita un esquema sintáctico y semántico distinto para comunicar su mensaje.

Utiliza, si mal no hemos contado, treinta y dos metáforas, de las que sólo aparece el término imaginario, a lo largo de los trece primeros versos. En el decimocuarto y último solventa la identificación del término real con un neutro que recoge todas las imágenes previas: “esto” y lo enlaza con amor a través de un simple verbo copulativo, en presente atemporal: “esto es amor”. Y cierra prodigiosamente su asedio con un simple argumento de experiencia compartido por poeta y lectores: “quien lo probó lo sabe”. El vivo contraste con el léxico y las connotaciones más literarias y abstractas de los trece versos previos resulta chocante, escandaloso y asombroso. Es un modo de buscar la complicidad del lector con su original exposición y, al mismo tiempo, asombrarlo deslumbrantemente.

Este soneto es perfecto para ilustrar los efectos estéticos de ciertos recursos retóricos gracias a los cuales las palabras significan infinitamente más de lo que aparentan o podemos esperar en su significado denotativo rutinario. A nuestro entender, Lope desea transmitir un mensaje bien sencillo: el amor es un sentimiento que en su realización resulta incomprensiblemente contradictorio, difícilmente gobernable y, en fin, decepcionante (“dar la vida y el alma a un desengaño”, v. 13).

En los trece versos iniciales del poema nos deja una acumulación abrumadora de enumeraciones, oxímoros y paradojas de una frescura realmente sorprendente. Y para ello ha necesitado veintitrés adjetivos, diez verbos en infinitivo y tres más conjugados (“cabe”, “es” y “sabe”). Todos los infinitivos ocupan una posición preminente en el verso (normalmente, en primera posición), reforzando así su significación.

La sintaxis del poema es asombrosamente original: el soneto sólo contiene cinco oraciones, separadas por puntos y coma, de modo que su conexión queda reforzada. El lector apenas tiene tiempo de tomar aliento para seguir leyendo porque la continuidad, sin transición o pausa, viene dada por la sintaxis acumulativa y cuidadosamente entrelazada. No hay ni un solo punto y seguido que nos permita parar y ordenar el sentido. No, el amor no da esa tregua; ¿por qué la tendría que dar el poema? La analogía es maravillosa y asombrosa.

Cualquiera de las decenas de imágenes expresa de un modo claro el pensamiento del yo poético, pero el primer verso del último terceto lo significa de modo brillante y plástico: “Creer que un cielo en un infierno cabe”. El amor, al fin, sólo es una creencia imposible, paradójica y antitética en sí misma, así que más vale no hacerse muchas ilusiones sobre las posibilidades de encontrar el paraíso en algo tan engañoso e inaprensible, nos desliza el poeta entre líneas.

2. PROPUESTA DIDÁCTICA

2.1. Comprensión lectora

a) Resumir este poema es un ejercicio difícil, pero intentarlo es una actividad intelectiva de gran rendimiento.

b) Recordar los componentes del soneto: métricos (no olvidar la diéresis), relativos a la rima y estróficos, sirve para comprender la genialidad del poeta, pues supo expresar todo un universo con “sílabas contadas”, que diría Berceo.

c) Ordenar los adjetivos según su significación positiva o negativa permite comprobar el difícil equilibrio que el poeta ensaya; lo mismo ocurre con los infinitivos.

d) Antítesis y paradojas son muy frecuentes. ¿Por qué?

e) ¿Cómo dota de validez universal a su argumento final y definitivo (fíjate muy bien en el último verso)?

2.2. Interpretación y pensamiento analítico

a) La actitud del poeta: ¿es seria, o se perciben atisbos de que todo es una broma?

b) Escribir un ensayo (150 palabras, aproximadamente), de producción oral o escrita, de tono expositivo o argumentativo, sobre el tema del poema (definición desengañada del amor).

CONTEXTUALIZACIÓN
Lope de Vega fue uno de los dramaturgos y poetas más importantes del Barroco.
Se trata de un soneto publicado en 1634, se encuentra en el poemario titulado Rimas
humanas. El poema se sitúa, pues, en la última etapa de Lope.
Como rasgo más significativo del Barroco señalaremos la presencia de violentas
oposiciones que se manifiestan a través de antítesis, oxímoros y paradojas.
TEMA
El tema del poema es el sentimiento amoroso.
También subyace la idea del engaño y del sufrimiento amoroso.
TRATAMIENTO DEL TEMA
Se subraya el carácter alienante del sentimiento amoroso, como causa intrínseca de
subversión moral o espiritual contraria a la razón. Se centra en la descripción de los
efectos devastadores en la psique del amante, que condicionan su comportamiento y actitudes. Tal descripción deriva de una reflexión en la que se generalizan y
universalizan los efectos del amor, ya que se rehúye en todo momento la anécdota
concreta y particular que suscita las emociones referidas.
Uno de los logros más significativos es desvelar la resolución de la definición al final
del poema “! Esto es amor, quien lo probó lo sabe!” a modo de conclusión, a la par
que se interpela al lector, haciéndole copartícipe de los contenidos expresados en el
poema . Tal recurso reclama un receptor más atento, aun cuando era un tópico de la
época describir el carácter contradictorio del sentimiento amoroso con violentos
oxímoros, antítesis y paradojas.
ANÁLISIS MÉTRICO
Se trata de un soneto formado por dos cuartetos y dos tercetos de versos
endecasílabos que presentan la siguiente estructura de rima consonante: ABBA,
ABBA, CDC, DCD.
ESTILO
Encontramos un uso frecuente de asíndeton, la ausencia de nexos agiliza el ritmo de
la composición. Todo el poema constituye una enumeración en la que se suceden los
verbos en infinitivo: “desmayarse, huir, creer…, etc.”, así como se yuxtaponen los
adjetivos de estado: “Estar furioso, áspero, liberal, esquivo…”. Este procedimiento
hace que la composición gane en intensidad expresiva, cuanto más que este recurso
se inscribe en una gradación emocional ascendente que alcanza su clímax en los
tercetos al abordar el tema del engaño amoroso.
El rasgo más relevante de la composición es la constante presencia de antítesis: se
contrapone la significación de muchos de los infinitivos y adjetivos utilizados en su
elaboración: “ desmayarse/ atreverse, liberal
/esquivo,difunto/vivo,leal/traidor,cobarde/animoso.” Con tales contrastes se pone
de manifiesto la violencia del sentimiento amoroso que desencadena actitudes
extremas, revelándose, por tanto, capaz de sacar lo mejor y lo peor del individuo.
El empleo de los infinitivos a lo largo de la composición es muy remarcable:
gramaticalmente se comporta como sustantivos; pero, nos interesa destacar
especialmente sus valores estilísticos: la potencialidad de su realización, los
infinitivos simples presentan la acción en una perspectiva abierta, consiguiendo
efectos plásticos de prolongación. La carencia de temporalidad de esta forma verbal
hace que sea apta para la recreación de mundos de evocación, de ámbitos líricos.
Los dos tercetos apuntan el tema del engaño amoroso, la antítesis sigue estando
presente , pero ahora queda enmarcada en una serie de superposiciones
situacionales . De dos situaciones diversas: una de ellas real, la otra ilusoria. Esta
última engañosa, pero tomada por el amante como real; la situación irreal se
entiende como deseo y no como realidad efectiva. Este artificio en el soneto de Lope
de Vega presenta dos estratos distintos, como acabamos de señalar:
Lo metafórico y lo paradójico, muestran lo errado del pensamiento del amante que
le llevan tras falsas ilusiones, o bien a negar la evidencia en contra de toda razón. El
carácter alienante del sentimiento amoroso lo lleva a situaciones extremas
(expresadas de forma hiperbólica) de goce o de sufrimiento supremos de las que no
puede escapar.
CONCLUSIÓN
Una de las más bellas composiciones de nuestra lírica en lo que respecta a su eje
temático: la definición del amor. Destaca por su universalidad, trascendiendo lo
particular y personal.
Nos encontramos ante un poema -uno de los más célebres de los miles que
componen su obra poética- de Lope de Vega cuyo título es “Esto es amor”.
Aunque es evidente, señalamos que pertenece al género poético, puesto
que es un texto escrito en verso y que expresa sentimientos y emociones.
En cuanto al autor, podemos decir que Félix de Lope de Vega y Carpio
(1562-1635) fue “el fénix de los ingenios”, como popularmente se le conoce.
Nacido en Madrid, su vida es de las más agitadas de cuantas se conocen: de
joven fue un vividor, por cuyos escándalos amorosos fue desterrado de la
Villa de Madrid; ya adulto, se casó en dos ocasiones, siendo infiel en ambas
y prodigando sus amores; y ya en su madurez, se ordenó sacerdote, cosa que
no le impidió seguir manteniendo relaciones amorosas.
Es autor de unos 3000 sonetos y de cerca de 2000 obras de teatro. Se dice
que podía recitar poemas inventados sobre la marcha, con una métrica y
significados perfectos.
Aunque como poeta es excelente, se le atribuye la plena renovación del
En primer lugar, y como resumen del texto, podemos señalar que el poema recorre
a lo largo de sus versos los distintos estados de ánimo, acciones arriesgadas y
planteamientos que padece un enamorado. Precisamente por la variedad e incluso
por la contradicción de éstos, destaca lo variable y viva que es el alma de una
persona que es víctima del amor.
En cuanto a sus partes temáticas, lo más sencillo será destacar dos:
Primera: de los versos 1 al 13, donde se describe el abanico de sentimientos,
acciones y planteamientos del enamorado.
Segunda: el verso 14, que explica el significado de todo lo anterior.
En cuanto a su estructura interna, podemos decir que es inductiva (puesto que va
de lo particular -los sentimientos concretos- a lo general -el concepto de amor-),
lineal (puesto que las ideas van sucediéndose sucesivamente sin retorno) y
encuadrada (puesto que no se inicia con interrogantes).
Como tema esencial, no dudamos en señalar “el amor”, aunque también valdría

n cuanto a su forma o estilo, comenzaremos diciendo que su subgénero es el soneto,
composición poética constituida por dos cuartetos y dos tercetos encadenados y
endecasilábicos.
Por ello, en cuanto a la métrica, diremos que todos los versos son endecasílabos (de 11
sílabas), que siguen un esquema ABBA ABBA CDC DCD, y cuya rima es consonante
(coinciden vocales y consonantes). Véase esta diapositiva.
En cuanto a los recursos literarios, podemos destacar los siguientes (siempre
explicando en qué consisten y en qué versos se encuentran):
Enumeraciones;
Versos ternarios y de cuatro elementos;
Antítesis;
Paralelismos.
Para verlos más detalladamente, pasar a las siguientes diapositivas.
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe.
Métrica del poema
CUARTETO
CUARTETO
TERCETO
TERCETO
11A
11B
11B
11A
11A
11B
11B
11A
11C
11D
11C
11D
11C
11D
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe.
Recursos: enumeraciones
(Volver)
Sucesión de elementos

Recursos: versos ternarios y de cuatro
elementos
(Volver)
Distribución ordenada
de los elementos de las
enumeraciones.
TRES
TRES
TRES
CUATRO

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe.
Recursos: versos ternarios y de cuatro
elementos
(Volver)
Distribución ordenada
de los elementos de las
enumeracione

Recursos: antítesis
(Volver)
Aparición de elementos
de significado opuesto.

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe
Recursos: paralelismos
(Volver)
Repetición de
estructuras sintácticas.

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño:
esto es amor: quien lo probó lo sabe.

COMENTARIO CRÍTICO

cuanto a mi opinión personal, he de decir en primer lugar que estoy de
acuerdo en la descripción que hace del estado anímico del
enamorado, puesto que darse a otra persona -tanto más cuanto con más
fuerza se dé uno- conlleva varios riesgos: uno puede sentirse totalmente
dichoso (cuando las cosas van bien y se siente querido) y, poco después,
ante la primera contrariedad, sentirse totalmente defraudado
(consecuencia del ardor con que se entregó a la otra persona). Es por tanto
una descripción verdadera y muy humana la que hace Lope de Vega.
Por otro lado, y en consecuencia, pienso también que es importante
una educación y madurez afectivas para llevar una relación, porque si
uno no es dueño de sí mismo, ¿cómo va a darse a otra persona? Aunque
todo amor conlleva una revolución interior, también es cierto que uno
puede y debe orientar los afectos, no dejándose llevar por ellos como si
fuera una veleta o una hoja llevada por el viento.
Se trataría, más o menos, de la diferencia entre dejar a un barco sin dueño
(a merced de la tempestad) y entre intentar dominarlo aunque cueste.

Es mucho lo que se podría decir con respecto a todo esto, pero prefiero
expresar mi conclusión: que este poema es una obra de arte no sólo por su
estructura externa (métrica, léxico, organización) sino también y sobre
todo por lo que expresa.
Transmite ideas muy humanas y auténticas, con las que personalmente me
identifico, y que son muestra de su valor eterno.

martes, 13 de marzo de 2018

Francisco de Quevedo

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Madre, yo al oro me humillo, 
Él es mi amante y mi amado, 
Pues de puro enamorado 
Anda continuo amarillo. 
Que pues doblón o sencillo 
Hace todo cuanto quiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado, 
Donde el mundo le acompaña; 
Viene a morir en España, 
Y es en Génova enterrado. 
Y pues quien le trae al lado 
Es hermoso, aunque sea fiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Son sus padres principales, 
Y es de nobles descendiente, 
Porque en las venas de Oriente 
Todas las sangres son Reales. 
Y pues es quien hace iguales 
Al rico y al pordiosero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

¿A quién no le maravilla 
Ver en su gloria, sin tasa, 
Que es lo más ruin de su casa 
Doña Blanca de Castilla? 
Mas pues que su fuerza humilla 
Al cobarde y al guerrero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Es tanta su majestad, 
Aunque son sus duelos hartos, 
Que aun con estar hecho cuartos 
No pierde su calidad. 
Pero pues da autoridad 
Al gañán y al jornalero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra 
(Mirad si es harto sagaz) 
Sus escudos en la paz 
Que rodelas en la guerra. 
Pues al natural destierra 
Y hace propio al forastero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.

Francisco de Quevedo

Cerrar podrá mis ojos la postrera 
Sombra que me llevare el blanco día, 
Y podrá desatar esta alma mía 
Hora, a su afán ansioso lisonjera; 

Mas no de esotra parte en la ribera 
Dejará la memoria, en donde ardía: 
Nadar sabe mi llama el agua fría, 
Y perder el respeto a ley severa. 

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido, 
Venas, que humor a tanto fuego han dado, 
Médulas, que han gloriosamente ardido, 

Su cuerpo dejará, no su cuidado; 
Serán ceniza, mas tendrá sentido; 
Polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo

    SALMO XVIII

Todo tras sí lo lleva el año breve 
de la vida mortal, burlando el brío 
al Acero valiente, al mármol frío, 
que contra el tiempo su dureza atreve.

Aún no ha nacido el Pie cuando se mueve 
camino de la Muerte, donde envío 
mi vida oscura: pobre y turbio Río 
que negro Mar con altas ondas bebe.

Cada corto momento es paso largo 
que doy a mi pesar en tal jornada, 
pues parado y durmiendo siempre aguijo.

Corto suspiro, último y amargo, 
es la muerte forzosa y heredada; 
mas si es ley y no pena, ¿qué me aflijo?

Reglas de acentuación


Homófonos



domingo, 11 de marzo de 2018

Texto Expositivo

Un texto expositivo es una clase de modalidad textual que presenta un intercambio objetivo de los hechos, las ideas o los conceptos. Explica o desarrolla un tema, de modo claro, ordenado y coherente. Su función es representativa. Su finalidad es transmitir información verdadera y fiable. La objetividad es fundamental. Son textos que informar temas de interés general para un público no especializado, y, en ocasiones, sin conocimientos previos. Hay dos tipos de textos expositivos:
Divulgativo: Los textos divulgativos son aquellos que establecen un tema o argumento que proporciona un discurso oral, ya que este contiene argumentos sociales de uno u otros temas; es decir, puedes escoger un tema o varios para salir a pronunciar un discurso o exposición.Especializado: Por otro lado, los especializados no informan sino que pretenden hacer comprender aspectos como los científicos, por lo que exigen un receptor más especializado, con un mayor grado de conocimiento del tema. Presentan, por lo tanto, una mayor complejidad sintáctica y léxica. Pertenecen a este los textos científicos, jurídicos y humanísticos. El texto expositivo es uno de las seis clases de textos.
Esta modalidad textual tiene una estructura concreta:
La introducción: Se da a conocer la explicación acerca de cómo será tratado el tema del texto, con el objetivo de que el receptor tenga interés.El desarrollo: Es la parte más importante del texto; consiste en la exposición clara, donde se ordenan lógicamente las ideas. Se establece un análisis con los tipos de hechos proporcionando datos, ejemplos, etc.La conclusión: Su finalidad es resumir los aspectos fundamentales del tema expuesto con una breve síntesis y recapitulación. También es posible que contenga sugerencias y proyecciones.No siempre este tipo de textos contiene una conclusión.
A la hora de escribir un texto expositivo, desde un punto de vista lingüístico, es importante la claridad y precisión del lenguaje; el uso preferente del presente intemporal y del modo indicativo; puntualmente, el uso del imperfecto si se trata de la descripción de procesos; el uso de conectores y el empleo de recursos como las comparaciones, definiciones, enumeraciones y ejemplos.

sábado, 10 de marzo de 2018

Frases en latín

Frases en latín

Amor vincit omnia: el amor lo conquista todo. Fue el poeta Virgilio quien nos dejó esta máxima romántica. A decir verdad, le falta una parte, pues Virgilio añadía, “rindámonos también al amor”.

Caveat emptor: literalmente, cuidado por parte del comprador. Id est (esto es), que el comprador es responsable de lo que compra, y no podrá quejarse. Cuidado con las compran en internet si dice caveat emptor.

Acta, non verba: hechos, no palabras. Esto me lo decía mi padre mucho, y ahora yo lo repito. No me vale lo que me digas, sino tus acciones. Muy apta para políticos de todo el mundo.

Barba non facit philosophum: la barba no hace al filósofo, traducido a lenguaje moderno, que puedas comentar en Facebook y otras redes sociales no te convierte en un sabelotodo. Que lleves gafas de pasta, tampoco te hace más interesante. Que seas presidente de un país o de una región, no quiere decir que seas un líder.

Corruptissima re publica plurimae leges: otra con connotaciones políticas. La república es más corrupta mientras más leyes tiene, Obviamente, esto aplica también a reinos y otros sistemas de gobierno.

Discendo discimus: Enseñando, aprendemos. Todos los que alguna vez hemos ejercido de profesores, sabemos que siempre aprendemos al mismo tiempo. En dos partes: una, cuando nos preparamos para dar una clase y, dos, cuando aprendemos de los alumnos.

Como derivado del mismo axioma, cada vez que escribo un artículo, aprendo mucho sobre el tema.

Fortis fortuna adiuvat: la suerte favorece al valiente. En román paladín, el que no arriesga no gana. La frase tiene su origen en la obra de Publius Terentius Afer, “Phormio”, aunque Virgilio tiene una frase en latín parecida en la Eneida.

Intelligenti pauca: como decimos, al buen entendedor pocas palabras.

Memento mori: recuerda que eres mortal. Esta frase presuntamente era repetida por un hombre al oído de los generales romanos victoriosos, a la vez que paseaban por Roma en su desfile triunfal, el triumphus.

Nanos gigantium humeris insidentes: enanos sobre los hombros de gigantes. Esta frase, a pesar de estar en latín, se atribuye a Isaac Newton, Con ella quería decir que sus éxitos científicos no hubiesen sido posibles sin el trabajo de muchos otros que vinieron antes. Sin Galileo, sin Copérnico, sin Ptolomeo, Newton probablemente no hubiese llegado tan lejos.

Non sequitur: no procede. Utilizamos esta frase en latín cuando decimos que un comentario no tiene sentido, o que no tiene nada que ver con el tema del que hablamos. Puede que el comentario sea válido, pero está utilizado en un contexto erróneo.

Pecunia, si uti scis, ancilla est; si nescis, domina: el dinero, si se utiliza adecuadamente, es tu esclavo; si no, es tu amo.

Per aspera ad astra: del sufrimiento a las estrellas, o lo que es lo mismo, con el esfuerzo hacia el triunfo. Muy parecida a Per angusta ad augusta, del sufrimiento a la grandeza.

Quis custodiet ipsos custodes?: ¿quién cuida a los guardias? Nuevamente, una frase con sentido político, atribuida a Juvenal. Los gobiernos supuestamente nos protegen , pero ¿quién nos protege de los gobiernos? Visto lo visto, nadie.

Vincit qui patitur: el que resiste, gana. Una frase muy popular en España, que nos anma a no darnos por vencidos. Trabajando, luchando sin parar, pero más importante, simplemente resistiendo, conseguiremos nuestros objetivos.

Tempus fugit: el tiempo vuela. Lo sabemos todos los que hemos llegado a cierta edad. Otra frase en latín relacionada, tempus edax rerum, el tiempo, devorador de todas las cosas.

viernes, 9 de marzo de 2018

Don Quijote de la Mancha










¡Ay! —respondió Sancho llorando—. No se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años, porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir sin más ni más, sin que nadie le mate ni otras manos le acaben que las de la melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron27; cuanto más que vuestra merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse unos caballeros a otros y el que es vencido hoy ser vencedor mañana.
—Así es —dijo Sansón—, y el buen Sancho Panza está muy en la verdad destos casos.
—Señores —dijo don Quijote—, vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño28. Yo fui loco y ya soy cuerdo; fui don Quijote de la Mancha y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. Pueda con vuestras mercedes mi arrepentimiento y mi verdad volverme a la estimación que de mí se tenía, y prosiga adelante el señor escribano.
»Iten, mando toda mi hacienda, a puerta cerrada29, a Antonia Quijana mi sobrina30, que está presente, habiendo sacado primero de lo más bien parado della31 lo que fuere menester para cumplir las mandas que dejo hechas; y la primera satisfación que se haga quiero que sea pagar el salario que debo del tiempo que mi ama me ha servido, y más veinte ducados para un vestido. Dejo por mis albaceas al señor cura y al señor bachiller Sansón Carrasco, que están presentes.
»Iten, es mi voluntad que si Antonia Quijana mi sobrina quisiere casarse, se case con hombre de quien primero se haya hecho información que no sabe qué cosas seanIX libros de caballerías; y en caso que se averiguare que lo sabe y, con todo eso, mi sobrina quisiere casarse con él y se casare, pierda todo lo que le he mandado32, lo cual puedan mis albaceas distribuir en obras pías a su voluntad.
»Iten, suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título deSegunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha33, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos.
Cerró con esto el testamento y, tomándole un desmayo, se tendió de largo a largo en la cama34. Alborotáronse todos y acudieron a su remedio, y en tres días que vivió después deste donde hizo el testamento se desmayaba muy a menudo. Andaba la casa alborotadaX, pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama y se regocijaba Sancho Panza, que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto35.
En fin, llegó el último de don Quijote36, después de recebidos todos los sacramentos37 y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías. Hallóse el escribano presente y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente38 y tan cristiano como don Quijote; el cual, entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu, quiero decir que se murió39.

Don Quijote de la Mancha







CAPÍTULO XI
De la estraña aventura que le sucedió al valeroso 
don Quijote con el carro o carreta de «Las Cortes 
de la Muerte»



Pensativo además iba don Quijote por su camino adelante considerando la mala burla que le habían hecho los encantadores volviendo a su señora Dulcinea en la mala figura de la aldeana, y no imaginaba qué remedio tendría para volverla a su ser primero; y estos pensamientos le llevaban tan fuera de sí, que sin sentirlo soltó las riendas a Rocinante, el cual, sintiendo la libertad que se le daba, a cada paso se detenía a pacer la verde yerba de que aquellos campos abundaban. De su embelesamiento le volvió Sancho Panza, diciéndole:—Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres, pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias: vuestra merced se reporte, y vuelva en sí, y coja las riendas a Rocinante, y avive y despierte, y muestre aquella gallardía que conviene que tengan los caballeros andantes. ¿Qué diablos es esto? ¿Qué descaecimiento es este? ¿Estamos aquí o en Francia? Mas que se lleve Satanás a cuantas Dulcineas hay en el mundo, pues vale más la salud de un solo caballero andante que todos los encantos y transformaciones de la tierra.—Calla, Sancho —respondió don Quijote con voz no muy desmayada—. Calla, digo, y no digas blasfemias contra aquella encantada señora, que de su desgracia y desventura yo solo tengo la culpa: de la invidia que me tienen los malos ha nacido su mala andanza.—Así lo digo yo —respondió Sancho—: quien la vido y la vee ahora, ¿cuál es el corazón que no llora?—Eso puedes tú decir bien, Sancho —replicó don Quijote—, pues la viste en la entereza cabal de su hermosura, que el encanto no se estendió a turbarte la vista ni a encubrirte su belleza: contra mí solo y contra mis ojos se endereza la fuerza de su veneno. Mas, con todo esto, he caído, Sancho, en una cosa, y es que me pintaste mal su hermosura: porque, si mal no me acuerdo, dijiste que tenía los ojos de perlas, y los ojos que parecen de perlas antes son de besugo que de dama; y, a lo que yo creo, los de Dulcinea deben ser de verdes esmeraldas, rasgados, con dos celestiales arcos que les sirven de cejas; y esas perlas quítalas de los ojos y pásalas a los dientes, que sin duda te trocaste, Sancho, tomando los ojos por los dientes.—Todo puede ser —respondió Sancho—, porque también me turbó a mí su hermosura como a vuesa merced su fealdad. Pero encomendémoslo todo a Dios, que Él es el sabidor de las cosas que han de suceder en este valle de lágrimas, en este mal mundo que tenemos, donde apenas se halla cosa que esté sin mezcla de maldad, embuste y bellaquería. De una cosa me pesa, señor mío, más que de otras, que es pensar qué medio se ha de tener cuando vuesa merced venza a algún gigante o otro caballero y le mande que se vaya a presentar ante la hermosura de la señora Dulcinea: ¿adónde la ha de hallar este pobre gigante o este pobre y mísero caballero vencido? Paréceme que los veo andar por el Toboso hechos unos bausanes, buscando a mi señora Dulcinea, y aunque la encuentren en mitad de la calle no la conocerán más que a mi padre.—Quizá, Sancho —respondió don Quijote—, no se estenderá el encantamento a quitar el conocimiento de Dulcinea a los vencidos y presentados gigantes y caballeros; y en uno o dos de los primeros que yo venza y le envíe haremos la experiencia si la ven o no, mandándoles que vuelvan a darme relación de lo que acerca desto les hubiere sucedido.—Digo, señor —replicó Sancho—, que me ha parecido bien lo que vuesa merced ha dicho, y que con ese artificio vendremos en conocimiento de lo que deseamos, y si es que ella a solo vuesa merced se encubre, la desgracia más será de vuesa merced que suya; pero como la señora Dulcinea tenga salud y contento, nosotros por acá nos avendremos y lo pasaremos lo mejor que pudiéremos, buscando nuestras aventuras y dejando al tiempo que haga de las suyas, que él es el mejor médico destas y de otras mayores enfermedades.Responder quería don Quijote a Sancho Panza, pero estorbóselo una carreta que salió al través del camino cargada de los más diversos y estraños personajes y figuras que pudieron imaginarse. El que guiaba las mulas y servía de carretero era un feo demonio. Venía la carreta descubierta al cielo abierto, sin toldo ni zarzo. La primera figura que se ofreció a los ojos de don Quijote fue la de la misma Muerte, con rostro humano; junto a ella venía un ángel con unas grandes y pintadas alas; al un lado estaba un emperador con una corona, al parecer de oro, en la cabeza; a los pies de la Muerte estaba el dios que llaman Cupido, sin venda en los ojos, pero con su arco, carcaj y saetas. Venía también un caballero armado de punta en blanco, excepto que no traía morrión ni celada, sino un sombrero lleno de plumas de diversas colores. Con estas venían otras personas de diferentes trajes y rostros. Todo lo cual visto de improviso, en alguna manera alborotó a don Quijote y puso miedo en el corazón de Sancho; mas luego se alegró don Quijote, creyendo que se le ofrecía alguna nueva y peligrosa aventura, y con este pensamiento, y con ánimo dispuesto de acometer cualquier peligro, se puso delante de la carreta y con voz alta y amenazadora dijo:—Carretero, cochero o diablo, o lo que eres, no tardes en decirme quién eres, a dó vas y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más parece la barca de Carón que carreta de las que se usan.A lo cual, mansamente, deteniendo el Diablo la carreta, respondió:—Señor, nosotros somos recitantes de la compañía de Angulo el Malo. Hemos hecho en un lugar que está detrás de aquella loma, esta mañana, que es la octava del Corpus, el auto de Las Cortes de la Muerte, y hémosle de hacer esta tarde en aquel lugar que desde aquí se parece; y por estar tan cerca y escusar el trabajo de desnudarnos y volvernos a vestir, nos vamos vestidos con los mesmos vestidos que representamos. Aquel mancebo va de Muerte; el otro, de Ángel; aquella mujer, que es la del autor, va de Reina; el otro, de Soldado; aquel, de Emperador, y yo, de Demonio, y soy una de las principales figuras del auto, porque hago en esta compañía los primeros papeles. Si otra cosa vuestra merced desea saber de nosotros, pregúntemelo, que yo le sabré responder con toda puntualidad, que, como soy demonio, todo se me alcanza.

Don Quijote de la Mancha






Estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y como soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles, llevado de esta mi natural inclinación tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía; vile con caracteres que conocí ser arábigos, y puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante, pues aunque le buscara de otra mejor y más antigua lengua le hallara. En fin, la suerte me deparó uno, que diciéndole mi deseo, y poniéndole el libro en las manos le abrió por medio, y leyendo un poco en él se comenzó a reír: preguntéle que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en la margen por anotación. Díjele que me la dijese, y él sin dejar la risa dijo: está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: esta Dulcinea del Toboso, tantas veces, en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha. Cuando yo oí decir Dulcinea del Toboso, quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios conteían la historia de Don Quijote. con esta imaginación le di priesa que leyese el principio; y haciéndolo así, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de Don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo

jueves, 8 de marzo de 2018

Lazarillo de Tormes





Era de mañana cuando este mi tercero amo topé, y llevóme tras sí gran parte de la ciudad. Pasábamos por las plazas do se vendía pan y otras provisiones. Yo pensaba y aun deseaba que alli me quería cargar de lo que se vendía, porque esta era propia hora cuando se suele proveer de lo necesario; mas muy a tendido paso pasaba por estas cosas. "Por ventura no lo ve aquí a su contento -decía yo- y querrá que lo compremos en otro cabo."Desta manera anduvimos hasta que dio las once. Entonces se entró en la iglesia mayor, y yo tras él, y muy devotamente le vi oír misa y los otros oficios divinos, hasta que todo fue acabado y la gente ida. Entonces salimos de la iglesia.A buen paso tendido comenzamos a ir por una calle abajo. Yo iba el más alegre del mundo en ver que no nos habíamos ocupado en buscar de comer. Bien consideré que debía ser hombre, mi nuevo amo, que se proveía en junto, y que ya la comida estaría a punto tal y como yo la deseaba y aun la había menester.En este tiempo dio el reloj la una después de mediodía, y llegamos a una casa ante la cual mi amo se paró, y yo con él; y derribando el cabo de la capa sobre el lado izquierdo, sacó una llave de la manga y abrió su puerta y entramos en casa; la cual tenía la entrada oscura ylóbrega de tal manera que parece que ponía temor a los que en ella entraban, aunque dentro della estaba un patio pequeño y razonables cámaras.Desque fuimos entrados, quita de sobre sí su capa y, preguntando si tenía las manos limpias, la sacudimos y doblamos, y muy limpiamente soplando un poyo que alli estaba, la puso en él. Y hecho esto, sentóse cabo della, preguntándome muy por extenso de donde era y como había venido a aquella ciudad; y yo le dí más larga cuenta que quisiera, porque me parecía más conveniente hora de mandar poner la mesa y escudillar la olla que de lo que me pedía. Con todo eso, yo le satisfice de mi persona lo mejor que mentir supe, diciendo mis bienes y callando lo demás, porque me parecía no ser para en cámara.Esto hecho, estuvo ansí un poco, y yo luego vi mala señal, por ser ya casi las dos y no le ver más aliento de comer que a un muerto.Después desto, consideraba aquel tener cerrada la puerta con llave ni sentir arriba ni abajo pasos de viva persona por la casa. Todo lo que yo había visto eran paredes, sin ver en ella silleta, ni tajo, ni banco, ni mesa, ni aun tal arcaz como el de marras. Finalmente, ella parecia casa encantada. Estando asi, díjome:"Tú, mozo, ¿has comido?""No, señor -dije yo-, que aún no eran dadas las ocho cuando con vuestra merced encontré.""Pues, aunque de mañana, yo habia almorzado, y cuando ansí como algo, hágote saber que hasta la noche me estoy ansi. Por eso, pásate como pudieres, que después cenaremos.Vuestra merced crea, cuando esto le oí, que estuve en poco de caer de mi estado, no tanto de hambre como por conocer de todo en todo la fortuna serme adversa.

Lazarillo de Tormes






Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego, mandome que llegase cerca del animal, y, alli puesto me dijo:
-Lázaro, llega al oido a este toro y oiras gran ruido dentro de él.
Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenia la cabesa par de la piedra afirmó recio la mano y diome gran calabaza en el diablo del toro, que mas de tres dia me duro el dolor de la cornada, y dijome:
-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber mas que el diablo.
Y rio mucho la burla.
Parecióme que en aquel instante desperté de la simpleza en que, como niño, dormido estaba. Dije entre mi: "Verdad dice este, que me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer"

Lazarillo de Tormes





Pues sepa vuestra merced ante todas cosas que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tome González y de Antonia Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tome el sobrenombre, y fue desta manera. Mi padre, que Dios perdone, tenia cargo de proveer una molienda de una acena, que esta ribera de aquel río, en la cual fue molinero mas de quince anos; y estando mi madre una noche en la acena, preñada de mí, tomole el parto y pariome allí: de manera que con verdad puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño de ocho anos, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo que fue preso, y confeso y no negó y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que esta en la Gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue, y con su señor, como leal criado, feneció su vida.Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determino arrimarse a los buenos por ser uno dellos, y vinose a vivir a la ciudad, y alquilo una casilla, y metiose a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del Comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban, vinieron en conocimiento. 

Introducción:

El texto número 6 pertenece a la obra “El Lazarillo de Tormes”, se sitúa en el inicio del discurso de Lázaro al juez, que corresponde con el inicio del libro.
En este texto Lázaro nos cuenta su nacimiento, el fallecimiento de su padre y la mudanza de él y su madre a la ciudad, también deja que el lector sea consciente de las repercusiones que esto tendrá a lo largo de su vida.
Corresponde a la infancia de Lázaro, antes de irse a vivir con el ciego y convertirse en lazarillo. Aunque la aceptación de su ignominioso final tiene que ver principalmente con lo vivido como lazarillo, la etapa anterior que se describe en este texto jugará un importante papel en Lázaro como persona y en la resignación a dicho final.

El texto en el contexto de la obra:

Como texto inicial que es asienta las bases de algunos de los temas que se desarrollarán a lo largo de la obra. El texto expone el por qué de su sobrenombre, “de Tormes”, consecuencia del repentino parto de su madre mientras su padre trabajaba como molinero en la aceña del río Tormes “con verdad puedo decir nacido en el río”. Este sobrenombre se mantendrá a lo largo de la obra independientemente de su trabajo (Lazarillo, pregonero, etc.).
También en este texto se deja constancia su condición social de clase baja, hijo de un molinero del Tormes pero huérfano porque su padre fue llevado a juicio por robar de los costales y como consecuencia fue desterrado a pelear en una armada contra los moros muriendo en esta. Esto lleva a que su madre se vea obligada a trabajar como posadera de estudiantes, a tener un hijo con un negro, a que el dinero que la madre lleve a casa sea escaso y que finalmente Lázaro se vea con la necesidad de buscarse la vida por su cuenta, y por lo tanto iniciar su viaje.
El inicio del viaje suele situarse al convertirse en Lazarillo del ciego e irse a vivir con él pero la aventura de Lázaro comenzó con su propio nacimiento que supone la primera lección en la vida de Lázaro. La infancia de Lázaro con su madre sólo es el inicio del viaje, su madre es la primera “ama”, con ella apenas pasa hambre pero tras irse a vivir con el ciego la comida empieza a escasear y la situación no hace más que empeorar con los siguientes amos.
Una vez más, el mismo Lázaro situando el inicio de su viaje con el ciego considera que su primera lección aprendida fue con este amo. Pero se equivoca, la primera lección fue su propia nacimiento y antes de irse recibe otra importante lección que se expone en el texto“!Cuantos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos¡”.
Esta cita aparentemente intrascendente, puede ser aplicada a muchos de los tratados, personajes e incluso a la aceptación de su final por parte de Lázaro pregonero de vinos. Ninguno de los personajes que rodean a Lázaro acepta su “persona” todos aparentan y buscan pertenecer a un estamento superior. Sin embargo Lázaro acepta como es, valora lo que le conviene y teniendo en cuenta las penurias sufridas en las anteriores etapas Lázaro decide mantener lo que posee. Es un aprendizaje útil y duradero. Por ejemplo, en el final de la obra Lázaro acepta la infidelidad de su mujer porque reconoce sus limitaciones. No huye de lo que tiene si no que se aprovecha de lo bueno.

Recursos utilizados en el texto:

En el capítulo inicial también nos muestra recursos expresivos que utilizará a la largo de la obra. Un ejemplo de estos recursos expresivos que se repiten es el uso del tono moralizante y ejemplificador , a través de sentencias como la utilizada para expresar que su madre se acercaba a las personas de clase superior para tratar de parecerse a ellas “arrimarse a los buenos por ser uno de ellos”o la cita utilizada al final de la obra que supone una crítica a la sociedad de la época “¡Cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos !” y en la que hace referencia al comportamiento del hijo negro de su madre que tiene miedo a su padre al ser este de color negro y pensarse el que es blanco como Lázaro y su madre. A lo largo de la obra aparecerán otras sentencias como la pronunciada por el ciego “Lo que te enfermó te sana y te da la salud”, refiriéndose al vino, etc.
La vida como Lazarillo es en sí un viaje y cada etapa de este viaje se sitúa en un lugar al que se llega en el inicio y que se abandona al final de esta. Los lugares contribuyen a la fácil delimitación de las distintas fases en la vida de Lázaro.
Otro recurso literario utilizado por Lázaro para conseguir mayor efectividad es la ironía, el ejemplo que encontramos en este texto pertenece a la historia de su padre, en la que en lugar de decir directamente que su padre robó harina nos dice achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían”. Para mostrarnos la relación que su madre mantenía con el cuidador de bestias utiliza también el mensaje indirecto “Este algunas veces se venía a nuestra casa, y se iba a la mañana”.

Por último para aportar mayor credibilidad a la obra el autor asienta las características de los personajes en hechos reales  Lázaro vive en la ciudad universitaria de Salamanca y su madre trabaja como posadera de estudiantes, él nace en el río Tormes que cruza esta ciudad. De esta forma la obra se orienta a lo que en su día será la novela, y se aporta realidad a la historia.

Con estas reflexiones basadas en lo que dice Lázaro en el primer capítulo y cómo lo dice quiero mostrar que en este primer capítulo se sientan las bases de la temática y los recursos literarios que se utilizarán a lo largo de la obra.
El texto está simplificado para que se entienda más f'acilmente, para comprobar que no es
necesario entender todo el texto, pero que hay que saber destacar lo importante. He tachado aquello
que no es necesario comprender y he subrayado algunas expresiones para buscar sinónimos.
Pues sepa, Vuestra Merced, ante todas las cosas, que a mí me llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé
González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, y por
esa razón tomé este sobrenombre; y fue de la siguiente manera: mi padre, que Dios perdone, tenía a su cargo atender al
molino de una aceña que está en la ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince ańos.; y estando mi madre
una noche en la aceńa, preńada de mí, le llegó el parto y me parió allí. De manera que con verdad puedo decir que nací
en el río.
Pues siendo yo niño de ocho ańos, achacaron a mi padre haberse quedado con granos o semillas de los que
venían a moler allí, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y padeció persecución por la justicia. Espero por Dios
que esté en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta batalla contra los
moros, entre los cuales estaba mi padre (que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de
acemilero de un caballero que fue allá; y con su seńor, como leal criado, feneció su vida.
Mi viuda madre, como se vio sin marido y sin abrigo, determinó acercarse a los buenos para ser uno de ellos, y
se vino a vivir a la ciudad y alquiló una casilla y se puso a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a
ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas.
Ella y un hombre moreno de aquellos que cuidaban de las bestias se conocieron. Este algunas veces venía a
nuestra casa y se iba a la mañana. Otras veces, de día venía a la puerta con la excusa de comprar huevos, y entraba en
casa. Yo, las primeras veces que venía, me causaba pena, dolor y le tenía miedo, viendo el color y el mal gesto que
tenía; pero en cuanto vi que con su visita mejoraba el comer, me fue gustando más, porque siempre traía pan, pedazos
de carne y en el invierno leños, con los que nos calentábamos.
De manera que, continuando la posada y conversación, mi madre llegó a darme un negrito muy bonito, que
saltaba en mi regazo y al que yo ayudaba a arropar. Y me acuerdo de que estando el negro de mi padrastro jugueteando
con el chiquillo, como el niño veía a mi madre y a mi blancos y a él no, huía de él, con miedo, hacia mi madre, y,
señalando con el dedo, decía:
–¡Madre, coco!
Respondió él riendo:
–¡Hideputa!
Yo, aunque muy joven, noté aquella palabra de mi hermanico y dije para mí mismo: “¡Cuántos debe de haber
en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos!”.
Quiso nuestra fortuna que la conversación del Zaide, que así se llamaba, llegó a oídos del mayordomo, y, hecha
la pesquisa, se vio que hurtaba la mitad de la cebada que le daban para las bestias, y salvados, leńa, almohazas,
mandiles, y las mantas y sábanas de los caballos las daba por perdidas; y cuando no tenía otra cosa, quitaba los hierros
de las bestias, y con todo esto acudía a mi madre para criar a mi hermanico. No nos maravillemos de un clérigo ni de un
fraile, porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre
esclavo el amor le animaba a esto.
Y se probó cuanto digo y aun más, porque a mí con amenazas me preguntaban, y, como niño, respondía y
descubría cuanto sabía, con miedo: hasta ciertas herraduras que por orden de mi madre vendí a un herrero.Azotaron y
atormentaron al triste de mi padrastro, y a mi madre, además de los cien azotes acostumbrados, le prohibieron por
justicia que entrase en casa del sobredicho comendador y que acogiese al agraviado Zaide en la suya.
Por no echar a perder más cosas, la triste se esforzó y cumplió la sentencia. Y, por evitar peligro y apartarse de
las malas lenguas, se fue a servir a los que entonces vivían en el mesón de la Solana; y allí, padeciendo mil
contrariedades, se acabó de criar mi hermanico hasta que supo andar, y yo iba por vino y candelas y por lo que me
mandaban para los huéspedes hasta que me hice buen mozuelo.
COMENTARIO DE TEXTO
Este fragmento pertenece al tratado primero del Lazarillo de Tormes, que es una narración
anónima de mediados del siglo XVI. Aunque hay varias teorías sobre su autor, se sigue
considerando anónima. Es la narración que empieza el género de la novela picaresca en España.
Después del Lazarillo de Tormes, hay que esperar casi medio siglo para encontrar la continuación
del mismo género en la obra de Mateo Alemán, el Guzmán de Alfarache. Más tarde, ambas obras se
publican conjuntamente con gran éxito y se editan muchas novelas picarescas. Destaca también el
Buscón, de Quevedo, aunque en esta obra el autor presta más atención al lenguaje.
La novela picaresca representa la novela realista en el Renacimiento y será la base de la
novela moderna en Espa;a, junto al Quijote de Cervantes. Frente a esta novela realista, hay una
novela idealista que encontramos en los nuevos géneros narrativos que surgen en la segunda mitad

del siglo XVI, como son la novela pastoril, la novela bizantina y la novela morisca. Las tres
idealizan la naturaleza, el amor o a sus personajes, pero están lejos de la realidad cotidiana. 
En este fragmento del tratado primero, el narrador cuenta en primera persona el origen y
los primeros años de su vida. Se lo cuenta a usted, a Vuestra Merced, a un personaje noble que le
pregunta por la relación de su mujer con el arcipreste de San Salvador. De esta manera, todo el
libro, los siete tratados son una respuesta a la pregunta de ese personaje al que se dirige en la
primera línea del texto y tienen la forma de una carta, de una larga carta en la que explica su vida. 
Por tanto, el libro es una autobiografía, característica del género picaresco, en el que el
protagonista relata su vida desde su nacimiento, desde que nació en el río Tormes, de ahí su nombre,
Lázaro de Tormes, desde sus orígenes humildes, pasando por diferentes amos, hasta llegar a la
situación actual desde la que escribe, que es una situación deshonrosa
Como podemos ver en el texto Lázaro es un personaje que pertenece a una clase social
baja, su padre fue molinero mucho tiempo hasta que lo detuvieron por haber robado y murió
después en una batalla contra los moros; a su padrastro negro que cuidaba a los animales también lo
detuvieron por robar cosas para criar a su hijo y él creció como pudo criado por su madre. Su madre
después de la muerte de su padre cocinó y lavó para los estudiantes, y cuando descubrieron que
Zaide, el padrastro negro de Lázaro, había robado, la azotaron también a ella y le prohibieron verlo.
Así pues, en este fragmento se relata la situación difícil en la que nació Lázaro y cómo era su
familia.
Se puede ver en el texto uno de los temas constantes en el libro, el hambre que pasaban. De
hecho, Zaide roba para darle de comer a su hijo. Lázaro tendrá que arreglárselas para comer con el
ciego y también con el clérigo, y será el mismo el que alimente al estudiante empobrecido. Además
del hambre, el tema de la honra es fundamental en el Siglo de Oro y es el origen del principio del
Lazarillo, por la situación que permite Lázaro de su mujer con el arcipreste de San Salvador.
Asimismo, en este texto podemos ver la anécdota del hermanastro de Lázaro, que se asusta
al ver a su propio padre porque es negro. Este tipo de anécdotas y de cuentos que aparecen en el
Lazarillo de Tormes son característicos de la tradición folclórica, como el episodio de la longaniza
entre Lázaro y el ciego. La novela permite que se introduzcan tantos cuentos como se quieran.
De la misma forma que se introducen anécdotas, el esquema y el argumento de la novela
hace posible la introducción de más tratados. La obra tiene un esquema abierto en el que podría
haber más tratados. De la misma manera que en el Quijote se podrían introducir otros episodios, al
Lazarillo se le podrían añadir más amos.
El inicio del tratado primero nos sirve para comprender cómo es el pícaro, el protagonista
de la obra, Lázaro, un antihéroe para el que es difícil cambiar el tipo de vida que lleva y eso lo
determina. Lejos del Cid heroico, no se caracteriza por rasgos positivos o ejemplares. En otros
tratados veremos otros personajes que representan la sociedad del momento y que el autor critica
porque son avaros, tacaños, porque se preocupan por la apariencia, porque son lujuriosos,
estafadores, etc.
En cuanto al espacio, Salamanca, y en concreto el río Tormes, es el punto de partida para
Lázaro, pero su vida transcurre desde allí hasta Toledo, por diferentes lugares que se sitúan entre
esas dos ciudades. 
Temporalmente, como hemos dicho, el narrador vuelve atrás para contar su vida desde el
principio. La obra es un flash back (una analepsis) que organiza toda su vida desde la situación
final, en la que es pregonero en la ciudad de Toledo. En lo que se refiere al ritmo, el autor se
detiene más en los primeros tres tratados y mucho menos en los siguientes. Por tanto, el ritmo del
principio es más lento y se recrea en las historias.
En conclusión, estamos ante un texto que es el principio del Lazarillo de Tormes, la obra
principal que representa la novela picaresca en España y que ha hecho de su personaje uno de los
caracteres más conocidos de la literatura española, junto al Cid, Celestina, don Quijote o don Juan.
Esta obra se ha recreado también en otras artes. Goya, por ejemplo, pintó el episodio de la longaniza

y la novela también se ha llevado al cine con éxito. En la literatura contemporánea, Camilo José
Cela se basa en la novela picaresca para recrear el género en su novela La familia de Pascual
Duarte, que como aquí, empieza contando su vida desde el principio, desde el nacimiento de su
protagonista, en primera persona, y describiendo la situación difícil y el ambiente complicado en el

martes, 6 de marzo de 2018

Cántico espiritual
Canciones entre el alma y el esposo

Esposa:
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

(Pregunta a las Criaturas)
¡Oh bosques y espesuras,
plantadas por la mano del amado!
¡Oh prado de verduras,
de flores esmaltado,
decid si por vosotros ha pasado!

(Respuesta de las Criaturas)
Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.

Esposa:
¡Ay, quién podrá sanarme!
Acaba de entregarte ya de vero;
no quieras enviarme
de hoy más ya mensajero,
que no saben decirme lo que quiero.

Y todos cantos vagan,
de ti me van mil gracias refiriendo.
Y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo.

Mas ¿cómo perseveras,
oh vida, no viviendo donde vives,
y haciendo, porque mueras,
las flechas que recibes,
de lo que del amado en ti concibes?

¿Por qué, pues has llagado
aqueste corazón, no le sanaste?
Y pues me le has robado,
¿por qué así le dejaste,
y no tomas el robo que robaste?

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos,
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.

¡Oh cristalina fuente,
si en esos tus semblantes plateados,
formases de repente
los ojos deseados,
que tengo en mis entrañas dibujados!

¡Apártalos, amado,
que voy de vuelo!

Esposo:
Vuélvete, paloma,
que el ciervo vulnerado
por el otero asoma,
al aire de tu vuelo, y fresco toma.

Esposa:
¡Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;

la noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora;

nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado!

A zaga de tu huella,
las jóvenes discurran al camino;
al toque de centella,
al adobado vino,
emisiones de bálsamo divino.

En la interior bodega
de mi amado bebí, y cuando salía,
por toda aquesta vega,
ya cosa no sabía
y el ganado perdí que antes seguía.

Allí me dio su pecho,
allí me enseñó ciencia muy sabrosa,
y yo le di de hecho
a mí, sin dejar cosa;
allí le prometí de ser su esposa.

Mi alma se ha empleado,
y todo mi caudal, en su servicio;
ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio,
que ya sólo en amar es mi ejercicio.

Pues ya si en el ejido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido;
que andando enamorada,
me hice perdidiza, y fui ganada.

De flores y esmeraldas,
en las frescas mañanas escogidas,
haremos las guirnaldas
en tu amor florecidas,
y en un cabello mío entretejidas:

en sólo aquel cabello
que en mi cuello volar consideraste;
mirástele en mi cuello,
y en él preso quedaste,
y en uno de mis ojos te llagaste.

Cuando tú me mirabas,
tu gracia en mí tus ojos imprimían;
por eso me adamabas,
y en eso merecían
los míos adorar lo que en ti vían.

No quieras despreciarme,
que si color moreno en mí hallaste,
ya bien puedes mirarme,
después que me miraste,
que gracia y hermosura en mí dejaste.

Cogednos las raposas,
que está ya florecida nuestra viña,
en tanto que de rosas
hacemos una piña,
y no parezca nadie en la montiña.

Deténte, cierzo muerto;
ven, austro, que recuerdas los amores,
aspira por mi huerto,
y corran sus olores,
y pacerá el amado entre las flores.

Esposo:
Entrado se ha la esposa
en el ameno huerto deseado,
y a su sabor reposa,
el cuello reclinado
sobres los dulces brazos del amado.

Debajo del manzano,
allí conmigo fuiste desposada,
allí te di al mano,
y fuiste reparada
donde tu madre fuera violada.

O vos, aves ligeras,
leones, ciervos, gamos saltadores,
montes, valles, riberas,
aguas, aires, ardores
y miedos de las noches veladores,

por las amenas liras
y canto de serenas os conjuro
que cesen vuestras iras
y no toquéis al muro,
porque la esposa duerma más seguro.

Esposa:
Oh ninfas de Judea,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
morá en los arrabales,
y no queráis tocar nuestros umbrales.

Escóndete, carillo,
y mira con tu haz a las montañas,
y no quieras decillo;
mas mira las compañas
de la que va por ínsulas extrañas.

Esposo:
La blanca palomica
al arca con el ramo se ha tornado,
y ya la tortolica
al socio deseado
en las riberas verdes ha hallado.

En soledad vivía,
y en soledad he puesto ya su nido,
y en soledad la guía
a solas su querido,
también en soledad de amor herido.

Esposa:
Gocémonos, amado,
y vámonos a ver en tu hermosura
al monte o al collado
do mana el agua pura;
entremos más adentro en la espesura.

Y luego a las subidas
cavernas de la piedra nos iremos,
que están bien escondidas,
y allí nos entraremos,
y el mosto de granadas gustaremos.

Allí me mostrarías
aquello que mi alma pretendía,
y luego me darías
allí tú, vida mía,
aquello que me diste el otro día:

el aspirar del aire,
el canto de la dulce filomena,
el soto y su donaire,
en la noche serena
con llama que consume y no da pena;

que nadie lo miraba,
Aminadab tampoco parecía,
y el cerco sosegaba,
y la caballería
a vista de las aguas descendía.