Ludovico Einaudi

miércoles, 17 de junio de 2015

Comentarios de textos del Barroco

Lucía Géniz
















SONETO CCXIII

Mandóme, ¡ay Fabio!, que la amase Flora
y que no la quisiese; y mi cuidado,
obediente y confuso y mancillado,
sin desearla, su belleza adora.
Lo que el humano afecto siente y llora,
goza el entendimiento, amartelado
del espíritu eterno, encarcelado
en el claustro mortal que le atesora.
Amar es conocer virtud ardiente;
querer es voluntad interesada,
grosera y descortés caducamente.

El cuerpo es tierra, y lo será, y fue nada;
de Dios procede a eternidad la mente:
eterno amante soy de eterna amada.

Francisco de Quevedo



Este fragmento es el soneto CCXIII que pertenece al autor Francisco de Quevedo y Villegas. Quevedo nació en Madrid en el año 1580, en el seno de una familia perteneciente a la nobleza. Su gran talento literario fue inseparable de una personalidad indiscutible y polémica, defensor a ultranza de los privilegios de su clase social, tuvo ambiciones políticas que lo llevaron, por dos veces a la cárcel. Tras su segunda estancia en prisión, murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) en el año 1645. Además de poesía; escribió una novela picaresca ``El Buscón´´ y obras políticas y filosóficas ``Los Sueños’’. Se sitúa en la época barroca, un movimiento cultural que se desarrolla en España durante el siglo XVII.
Las principales características del Barroco son: la crisis política, fascinación por la dificultad y el gusto por el contraste, Quevedo mezcla lo trágico con la comedia. Es un dialogo con un interlocutor a quien denomina Fabio, se trata de un poema con una temática de amor platónico. En conclusión es que el amor platónico es muy superior porque el amor físico tiene fin y el amor espiritual es eterno. Por lo tanto, el tema es la exaltación del amor platónico frente al amor carnal.
Este soneto está formado por 14 versos de 11 silabas y con una rima en los tercetos. El poema, tiene por tanto una estructura métrica: ABBA ABBA CDC DCD. En la estructura aparecen tres partes: en la primera su amada le da la orden de que la ame solo platónicamente, en la segunda parte explica las razones por la que la obedece y en el último en el que dice que el amor es eterno y hace eterno a los amados o al amante.
Si nos fijamos en los aspectos morfosintácticos aparecen muchos adjetivos como obediente, confuso, mancillado y una abundancia de verbos como amar, querer y desearla. En los aspectos estilísticos podríamos decir que aparece el polisíndeton ``y que no la quisiere; y mi cuidado, obediente y confuso y mancillado´´, un hipérbaton ``sin desearla´´ , un encabalgamiento ``amartelado del espíritu eterno´´ y un paralelismo: ``amar es conocer virtud ardiente; querer es voluntad interesada´´.
A mí lo que más me ha llamado la atención es la comparación que hace del amor platónico y el amor carnal, te hace ver que el tiempo pasa y solo quedará el amor.

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